Tras el desmontaje, las piezas se limpiaron por completo y se decaparon para eliminar la pintura y el barniz antiguos. Además de examinar si todas las piezas se podían reutilizar o no, también inspeccionamos cómo se habían producido los daños. A menudo se piensa que el propio turbo ha averiado y que se han producido daños a consecuencia de ello. Sin embargo, esto no tiene por qué ser así. Los daños del turbo también se pueden haber causado por otras razones. Por ejemplo, un conducto de suministro de aceite obstruido o partículas metálicas rotas que han ido a parar al turbo. Por supuesto, tras el análisis, se informa al cliente del trabajo requerido. Tras la aprobación, comienza la revisión completa.