Si un turbo nuevo falla poco después de su instalación, la causa suele estar en la calidad del turbo. En el caso de un turbo reparado, normalmente se pensaría que la reparación fue incorrecta, pero el problema suele radicar en otra parte.
Un daño habitual es el de la rueda de la turbina. Este daño suelen causarlo cuerpos extraños que entran en el turbo a alta velocidad. Por ejemplo, una válvula (parcialmente) rota que se introduce en el turbo a través del colector de escape. Una rueda de turbina dañada provoca un desequilibrio en el turbo.
Cada turbo está diseñado y fabricado según las especificaciones del fabricante del motor. Los problemas de mantenimiento, las averías del motor o el ajuste no autorizado del motor pueden hacer que el turbo se vea obligado a funcionar superando el rango de velocidad máxima del motor. Una posible consecuencia de esto es el daño a la caja de la turbina o a la rueda de la turbina.
Por ejemplo, un cojinete de turbo desgastado puede deberse a que el suministro de aceite esté bloqueado. Esto altera la película de aceite, y el metal del turbo entra en contacto con las partes giratorias del turbo, por ejemplo. El resultado es que el cojinete del turbo se desgasta y la temperatura sube bruscamente.
Los daños en los cojinetes de los turbos también pueden deberse a un intervalo de cambio de aceite prolongado o a un mantenimiento deficiente. Además, el daño también puede ser causado por pequeñas partículas de metal que quedan en el aceite después de una revisión del motor.
Para evitar daños en un turbo nuevo o reacondicionado, es muy importante seguir el procedimiento de instalación correcto. Por lo tanto, con cada turbo recibirá instrucciones y consejos claros, y facilitamos también las juntas adecuadas para una instalación profesional.
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